sábado, 19 de marzo de 2016

Natalidad



Natalidad baja
Crisis, hambre, paro, contaminación..., y sin embargo los políticos se preocupan porque la natalidad baja, no entiendo nada, un país próspero, moderno, avanzado... no es en el que más niños nacen si no el que organiza su riqueza para que su población viva más feliz, no vale traer hijos al mundo para que mañana mantengan a sus padres, eso, para mí, es una política fácil, por “suerte” sobramos humanos, un gobierno capaz no ha de incitar a su pueblo a que para hijos porque si no se arruinará, un gobierno capaz ha de saber que parir para que mañana se viva mejor conlleva a una ruina letal, estamos fuera de la realidad, insistir en que la población se envejece amenazando con ello que habrá que “reclutar” mano de obra de otros países es un discurso frívolo, sin ideas, arcaico..., es no entender la verdadera vastedad de la superpoblación que origina esa plática, la modificación de la era que vivimos habrá que soportarla con sentido común, convencernos de ello será el reto, el Planeta entero sentirá un alivio, incluidos nosotros los humanos. No nos sermoneen políticos jóvenes con ideas viejas, que baje la natalidad es abundancia de pensamientos, ustedes los políticos se avituallan en el manantial de la ignorancia asegurando que la baja natalidad es una dificultad para nuestro país, el equilibrio habitantes y bienestar es la herramienta y eso se consigue con la máquina ejemplar de la política, no ejerciendo de empresario ocasional donde priman los números en vez de las personas, una natalidad regulada por el pueblo no es pretexto para que ustedes proclamen a los cuatro vientos que aquí hacen falta niños para un próspero funcionamiento, porque mañana cuando no haya con qué mantenerlos les brinden como cobijo un cajero, un pasaporte a ninguna parte, la humillación..., la falta de recursos es la epidemia del político, no la desidia del pueblo, la falta de bienestar nunca se padece en los escaños de Parlamento.
No nos envejezcan con su vieja política, estudien en la realidad de nuestro tiempo y descubrirán que el parir para que nuestros hijos les hagan de siervos está fuera de lo real.
A. Hinarejos

19-03-16

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