sábado, 15 de noviembre de 2014

Ni yates, ni palacios...



Erase una vez un país de ensueño, todo funcionaba a las mil maravillas, el pueblo llano incluso podía viajar, comprarse una segunda vivienda, ahorrar... durante algunos años la felicidad reinó entre sus gentes... ...Hasta que usureros, avaros, miserables... todos dirigentes, estadistas, gobernantes... decidieron que el Edén para la gente llana solamente es un paisaje de la Biblia y comenzaron a robar la felicidad, el confort, los ahorros... ...La salud, la cultura, la comida, la casa... Ellos eran el poder usurpado al pueblo con mentiras, ellos con los ahorros de la gente mataban elefantes, compraban yates, palacetes... ...Y el ensueño lo convirtieron en pesadilla, el país entero comenzó a sufrir la desfachatez de unos gobernantes mimados, niños grandes... hijos del abuso sostenido por linajes prepotentes acostumbrados a la cruel actitud de pasear a caballo por campos repletos de jornaleros hambrientos... ...Erase una vez un país de ensueño donde los fantasmas de palacios, mansiones... despóticos, imperialistas... resucitaron encolerizados al observar que los miserables trabajadores que habían servido a sus progenitores por un cuscurro de pan ahora se mezclaban en universidades, zonas de ocio, restaurantes... y como ellos, los poderosos, son insoportablemente egoístas pusieron en marcha su vileza, lo primero hacer correr el pánico seguido del robo generalizado amparándose en sus genes adquiridos... El pueblo para ellos es mano de obra barata, feligreses culpables, un rebaño de borregos... les robaron los ahorros, la casa, todo ello con la cara dura impresionante de la justicia, justa sólo para ellos.
Pueblo llano no llores, lucha... ...Los fantasmas se han de erradicar, no permitamos que nos roben los mismos que robaron a nuestros padres... Ni cacerías, ni yates, ni palacios... con el sudor del pueblo.
A. Hinarejos
15-11-14


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