domingo, 5 de junio de 2011

Diccionario cochambroso

PROYECTO
El 23 de mayo de 1735 fueron aprobadas las constituciones de la que habría de ser Real Academia de la Historia, al aprobar Felipe V los estatutos el 18 de abril de 1738. A los pocos días de formar las constituciones, don Agustín de Montiano y Luyando propuso que se comenzara a trabajar en un Diccionario histórico-crítico de España y, tras los cambios de opinión sobre ello, se acordó que se le dedicara todo el tiempo disponible. Querían los académicos, con el diccionario, desterrar "las ficciones de las fábulas" y que, a los acontecimientos, se les diera "la más exacta cronología", con las "necesarias noticias geográficas antiguas y modernas". Los académicos, según la propuesta hecha por Montiano en 1735, formaron un plan, en el que se contemplaron varias secciones o materias: geografía, origen de España, sucesión e historia de sus reyes, costumbres, leyes, rentas reales, comercio, varones ilustres y otras más que permitieran compendiar todo el saber sobre el pasado, después de someterlo a revisión científica, para separar lo cierto de lo falso. Así, los académicos pensaban contribuir a que se desterrasen "las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia". Con el tiempo, los académicos se dedicaron a la formación de un diccionario geográfico de España, en el que puso gran empeño don Pedro Rodríguez Campomanes mientras fue director, entre 1764 y 1797.

TERCERMUNDISTA, DONDE ESTÁ LA REALIDAD.
No podemos tolerar que nos tomen el pelo de esta manera, y encima pagándoles 6.000.000 de euros, estoy en contra de la quema de libros, pero este diccionario lo quemaría, haría devolver el dinero y lo encargaría a gente responsable e imparcial… no te pierdas el siguiente artículo de Javier Sardá, deja claro lo llena de mierda que está esta institución, o quizá este país…  



                                                 

La Real Academia de la Historia ha publicado elDiccionario Biográfico Español. Ya saben que en él se trata a Franco como si hubiera sido un querubín, y a los de izquierdas, como perros. Podríamos decir que nada que objetar y que ahí se pudran. Pasa, no obstante, que lo pagamos con nuestros impuestos, y este detallito es importante.

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Información publicada en lapágina 6 de la sección deOpinión de la edición impresa del día 05 de junio de 2011VER ARCHIVO (.PDF) 
La Real Academia de la Historia la fundó Felipe V, y diríase que en tal época han quedado fosilizados los que de ella viven. El sueldo es lo único que se ha actualizado. Es un cachondeo.
Por lo visto, el tal diccionario lo encargó Aznar cuando gobernaba el mundo. Llevados por tan alto designio, los supuestos historiadores han cumplido el encargo a imagen y semejanza de su sumo hacedor. El resultado es, desde esta perspectiva, impecable. Aznar ha sido, pues, un D'Alembert de la derechona y ha querido no solo pasar a la historia enciclopédica sino encargarla él mismo.
-Me hagan un Diccionario Biográfico.
-¿Cómo lo quiere?
-Exhaustivo...
-No, que si lo quiere... objetivo.
-Naturalmente. Pongan que Franco era valeroso y católico.
-Cojonudo. Captado.
-Y pongan que el triunfo socialista fue ilegítimo cuando lo del 11-M.
-Marchando...
-Y que la República fue el infierno.
-¿Algo más?
-Sí, que el 23-F fue un suceso. Nada de golpe de Estado.
-Oído, cocina.
Fue tal el entendimiento entre Aznar y los académicos, que esta conversación no fue necesaria. Existía entre todos una gran comunión.
Estos tíos han revolucionado el concepto de la objetividad histórica. Como la objetividad es imposible por definición, van y le encargan la biografía de Franco a un franquista. ¿Cómo no lo habíamos pensado antes? Claro, y la de Hitler a un nazi, y la de Stalin a un estalinista, y la de Dios a un cura (perdón, este ejemplo no vale porque ya pasa).
Realmente, el libro está mistificado. El libro como soporte puede ser tan perverso como cualquier otro. Que leer cualquier cosa sea siempre positivo es tan absurdo como decir que ver la tele es bueno independientemente del programa elegido.
Estos tíos le hacen pensar a uno en la mucha literatura política que leyó y escribió Hitler. Le hacen pensar a uno en libros cuya aparición ocasionó auténticos estragos en la humanidad. En imposturas maledicentes publicadas para invocar la necesidad de aniquilar pueblos enteros. No, el libro no es un valor en sí, y de ahí el valor de los libros que luchan contra los monstruos editoriales. La historia está llena de espanto publicado, pero también de esfuerzos liberadores. Perdón, que me he puesto un poco serio.
Estos tíos de la Academia juegan con fuego. Lo que dicen de Franco es un insulto no solo a la historia sino a las víctimas de una guerra. Es un insulto a las penas de muerte de la posguerra, a las prisiones y al sufrimiento. Es un insulto escrito con sangre. Su España no existe ni existirá jamás, escriban lo que escriban. Ya sé que el otro bando cometió atrocidades condenables y que ya han sido condenadas. Pero que estos tíos condenen las de su bando cuando escriban subvencionados. Yo qué sé...

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